Otsua-Enea (Hernani): Abril 2, 2015

Continuamos con el XX aniversario de la II Sagardo Bira, y por ello volvemos a Otsua-Enea, cumpliendo con el rito de ir de sidrería en Jueves Santo. Hace sol y buen tiempo.

Asistentes: Josetxu, Edu y Nesss

Previo

Poteo largo a mediodía tras recoger a Josetxu, hasta cerca de las 18h, lo que hace que al final no nos acompañe Ana. El resto nos encontramos en el barrio de El Puerto y vamos andando esquivando sobre todo taxis ocupados que iban y libres que venían.

Sidrería

Cinco kupelas de madera numeradas donde las mesas, y una más de madera tras cuatro metálicas en un aparte, en medio la cocina y una mesa redonda. Nos dijeron que hace unos 3 años habían hecho una renovación. Destaca el punto asiático gracias al bambú. Gente sobre todo autóctona, unas 6 mesas ocupadas.

De comer, txoricillos fritos, una tortilla jugosa de bakalao muy buena y como para calmar el hambre a los tres, tres tajadas de bakalao de buen tamaño con pimientos rojos y verdes y cebolla (a Nesss se le resiste un poco, con la ayuda de las únicas espinas, pero cumple yendo a su ritmo), un txuletón cojonudo, delicioso, con casi nada de hueso, tan buena estaba que pedimos otra ("Txiki no, normal", dice Edu) pese al remilgo inicial de Josetxu para pedir el segundo... y nos alegramos porque la segunda estaba aún mejor aunque esto parecía imposible, deliciosa de veras, y también prácticamente sin hueso, no nos cuesta nada devorarla; de postre, nueces (no dejamos ni una), queso, membrillo, tejas y cigarrillos de Tolosa, ... con ración extra de queso y membrillo gracias a Edu. Incontables txotxes menos de la kupela 5 (que esta temporada no llenaron) de sidra buena en general. Total, 95 euros, unos 32 euros cada que consideramos de justicia, visto cómo nos pusimos.

Sobre los comensales, al lado de la kupela 5 una mesa con 14 guripas, la de las parejas de jóvenes uno de los cuales no hacía más que quedar en verguenza, otra mesa con un grupo de jóvenes básicamente sentados pero que no molestaban, nuestra mesa, y otra más con tres gabatxos, además de otra de una familia con niños que vino bastante más tarde y ahí se quedaron cuando nos fuimos a las 23:50; ¿no quieren que duerman las criaturas? Los que compartieron mesa con nosotros hicieron que comiéramos en una esquina al sacar los bancos para cenar sentados ellos. Se metieron un gran rape que nos impactó por el tamaño, y eso que sólo llegamos a ver la espina. Los gabatxos cenaron con un salero XXL al lado de la su txuleta, y damos fe que no servían la carne sosa. Así tenían esas caras rojas, a punto de ganarse el bypass, especialmente el jubilao, entre la sal, los trozos de carne que se endiñaban, y los vasakos palmeros de sidra. Comprobamos que tuvimos fortuna con la comida, los drogaos tenían una tortilla de bacalao mucho más hecha que la nuestra y a los que compartían mesa y banco con nosotros les sacaron una txuleta que no era ni la sombra de las que catamos.

Una kupela metálica estaba abierta y su sidra no estaba nada mal y las demás las abría el txotxero con un gran grito de TXOOOTX!!! cuando veía al menos un vaso en posición adecuada. Edu tarda poco en entablar charla con él: hablan de cómo entrar a las kupelas a limpiarlas, de que cierran a finales de mayo porque este año la gente se ha animado tarde, que sólo llenan los sábados a mediodía, y de la renovación que acometieron hace unos tres años. Nesss tiene un momento ferretero y le pregunta por el tamaño de los tornillos de una kupela. Los txotxes nos invadem cuando abren de la 1-4, justo a nuestras espaldas, pero así nos pilla bien cerca, como debe ser. Las dos parejas de jóvenes destacan por lo inadecuado de su comportamiento, con preguntas impertinentes (vosotros de donde sois, sin identificar su origen primero), amagar beber del chorro a morro delante del txotxero, comprobar la resistencia de los vasos, e irse demasiadas veces al baño en cuadrilla (¿a empolvarse la nariz quizá?). Sin embargo, gracias a ellos tuvimos el extra de postre final.

Edu busca el pestillo en todos los baños y acaba rezando el Corán contra la puerta para evitar visitas en esos momentos tan delicados. Al pagar, los kasheros muestran su extrañeza cuando se le dice lo especialmente buena que estaba la segunda txuleta, sin desmerecer la primera. Nos despedimos agradecidos de todos minutos antes de las 00:00.

Epílogo

Vuelta andando con menos tráfico rodado que a la ida. Costó subir las escaleras al pueblo, joder, antes las subiamos corriendo (más jóvenes... y más mamaos, eso si). Fotos de Josetxu en la figura del suelo, entre inquietantes y siniestras. Un trago en el Leoka, con música deleznable a pesar de nuestras peticiones de RIP y Eskorbuto, y varios en el Caserío con txarletas con la jefa. Fundimos el bote y seguimos. Edu responde de parte de la jefa a mensajes entrantes que recibía ella. Nos fuimos tras la tercera ronda casi a las 3:00, incluso más tarde que la camarera.

Al día siguiente, por fin probamos la tortilla de sangrecilla en el Aitan-Etxe, ha caido un mito, y tras varios pintxos acabamos crujiendo en el Tripontzi.